Historia
Una máscara es una
cobertura de la cara, que quien la usa comunica una identidad diferente a la
propia; también puede ser como retrato o una pantalla protectora para la cara.
“Es la mirada que no mira y mira”
Octavio Paz.
Octavio Paz.
Los etnólogos sitúan el nacimiento de
la máscara en el momento en que se produce la autoconciencia –conciencia de uno
mismo-. Su uso se remonta a la más lejana antigüedad encontrándose entre los
egipcios, griegos y romanos. Los griegos las empleaban en las fiestas
dionisiacas; los romanos durante las lupercales y las saturnales y además en
las representaciones escénicas.

Entre los griegos y romanos,
las máscaras eran una especie de casco que cubría enteramente la cabeza y
además de las facciones del rostro, tenía pelo, orejas y barba habiendo sido
los griegos los primeros en usarlas en sus teatros a fin de que los actores pudieran semejarse físicamente
al personaje que representaban.
En Grecia la máscara no solo va a infundir
temor, si no, también, alegría de vivir. Las fiestas rituales van a dejar paso
a las representaciones teatrales; marcando así, una distancia entre ella misma
y quien la porta.
Durante la Edad
Media hubo mucha afición a
los disfraces y máscaras, incluso en las fiestas religiosas como la del asno o la de los locos. Las máscaras
representaban símbolos de la fuerzas demoniacas dando cuerpo a los personajes
del infierno. En los torneos,
ciertos caballeros que no querían ser conocidos combatían con máscara.
Durante el Renacimiento tuvieron un auge inesperado con la
comedia dell’ arte italiana, siendo las máscaras notablemente burlescas para
estas comedias de improvisación con un repertorio fijo de personajes y esquemas
básicos argumentales –por lo tanto arquetípicos-: arlequines, pierrots y
colombinas, entre otros, que podían decir impunemente la verdad. Con todo, el
mayor empleo de la máscara tenía efecto en el siglo
XVIII, en Italia y, sobre todo, en Venecia, durante el Carnaval.
Las primeras máscaras se hicieron de
corteza de árbol, luego fueron de cuero forrado de tela y por último las hacían
de marfil o de madera para que tuvieran más
consistencia y texturas más reales. Desde el siglo XVI al XVIII las damas
adoptaron las máscaras con el nombre de antifaces para resguardarse del sol.2
Las
máscaras se usan en funciones rituales, sociales y religiosas, donde los participantes las usan para representar las
figuras espirituales o legendarias. En algunas culturas también se cree que el usar una máscara
permitirá que el portador tome las cualidades de la representación de esa
máscara; es decir, una máscara de leopardo inducirá al portador a convertirse o
actuar como leopardo.
Máscaras africanas
Máscara Baoulé de la región Bouaké, Costa de
Marfil.
Las máscaras africanas desempeñan un papel importante en las
ceremonias tradicionales y danzas de teatro. Todas las máscaras africanas caen
en una de cuatro categorías: espíritus del antepasado, héroes mitológicos, la
combinación del antepasado y el héroe, y los espíritus animales.
Las máscaras en África
son de gran importancia en las ceremonias de países de ese continente (como
también en algunos de Asia, incluyendo Camboya y Laos),
especialmente durante las ceremonias funerarias. La palabra designa tanto a la
persona que la porta como a la máscara misma.
La máscara es un objeto
de madera tallada. Hay un bailarín, un traje, un "espíritu" o un
"genio" que lo habita. Se trata de un "ser sagrado", un
instrumento de la armonía social. En la sociedad tradicional, la máscara es una
institución religiosa, política y social. Es el mediador entre Dios y los
antepasados de los hombres. Interviene en las decisiones políticas, acompaña a
la siembra y la cosecha, castiga a los culpables, garantiza la continuidad de
los conocimientos, recibe al niño al nacer, le permite convertirse en adulto,
lo trae al mundo de la sabiduría y lo acompaña en su muerte.
En la época colonial,
las máscaras eran destruidas por los "misioneros" que veían en ellas
una competencia religiosa peligrosa.
Al igual que la mayoría
de países de África, Costa de
Marfil nunca ha autorizado la
exportación de máscaras "auténticas". Por otra parte, una resolución
adoptada por la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la educación la
ciencia y la cultura), prohibía desde principios de los años 1990 quitar las
máscaras y estatuas de África.
Para las culturas
africanas, en términos generales, la función siempre es preferible a la forma,
la belleza no es deseable en sí misma. Lo que los coleccionistas "del
norte" llaman "el arte africano" en realidad se refiere a los
objetos ordinarios o culturales, profanados o no utilizados hoy en día, que se
muestran o se venden para colección.
Boceto
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